Motivación

Por qué deberías centrarte en el proceso y no en el resultado esperado

En el mundo actual, donde todos buscan la satisfacción rápida, es fácil caer en el hábito de esperar resultados todo el tiempo. Imaginamos un futuro ideal, asignamos el éxito a objetivos concretos y, con frecuencia, pasamos por alto la importancia de concentrarse en el proceso en sí. Por otro lado, concentrarse en el proceso puede ser más satisfactorio y, sorprendentemente, más eficaz para acercarnos al resultado deseado.

Establecer un objetivo puede generar una gran oleada de motivación, pero también nos pone mucha presión. Queremos aprovecharlo al máximo lo antes posible y empezar a vincular nuestro valor con el resultado. Como la vida se centra en cosas que aún no han sucedido, es fácil perder de vista el presente en estos momentos. Con frecuencia pasamos por alto la vida que está ocurriendo ahora mismo cuando nos centramos únicamente en el éxito futuro.

En cambio, concentrarse en el proceso puede ayudarle a ser más consciente del viaje en sí y a sentirse más satisfecho con él. Incluso los trabajos más mundanos se vuelven más sutiles cuando se concentra en lo que está haciendo ahora mismo. Empiezas a valorar cada segundo y a comprender que el desarrollo se realiza en etapas pequeñas pero seguras. Como la satisfacción principal proviene de terminar la actividad en lugar del resultado, esto reduce la tensión y la ansiedad relacionadas con la obtención del resultado ideal.

Valorar el proceso también ayuda a superar los obstáculos. Cada meta tiene desafíos a lo largo del camino, y si el objetivo prevalece sobre todo el viaje, incluso el más pequeño revés puede ser desmoralizante. Por otro lado, cuando te concentras en tus acciones presentes, te das cuenta de que cada error es una oportunidad de aprendizaje en lugar de un desastre.

Al final, la paciencia y un enfoque metódico se desarrollan a través de la inmersión en el proceso. Aunque el objetivo final aún está muy lejos, comienzas a ver tu propio desarrollo y te sientes más orgulloso de todos los pasos que has logrado con éxito. Estar entusiasmado con el proceso le da un propósito a cada día, alivia la carga de expectativas y te permite estar presente en el momento. La vida real, después de todo, no ocurre solo en la línea de meta, sino justo en ese movimiento hacia adelante.

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