Uno de los elementos clave de la salud física es la flexibilidad, que ofrece varias ventajas, como una mayor movilidad de las articulaciones, una menor tensión muscular y una mayor comodidad general en la vida diaria. Como todos pasamos mucho tiempo sentados hoy en día, los ejercicios de flexibilidad no solo nos hacen sentir mejor físicamente, sino que también nos ayudan a relajarnos y descomprimirnos después de un largo día de trabajo.
Aunque existen numerosos ejercicios diseñados para aumentar la flexibilidad, la práctica constante es fundamental. Puedes empezar con estiramientos corporales básicos. Por ejemplo, las flexiones hacia delante te ayudarán a estirar los músculos de la espalda y los muslos. Simplemente, ponte de pie, inclínate hacia abajo e intenta usar las manos para alcanzar el suelo sin doblar las rodillas para lograrlo. Aunque al principio pueda parecer un desafío, con el tiempo notarás mejoras y la relajación de la espalda será un efecto secundario bienvenido.
La «cobra» es otro método excelente para preservar la flexibilidad. Con este ejercicio se puede relajar la espalda tensa, mejorar la postura y abrir el pecho. Mientras estás acostado boca abajo, eleva progresivamente la parte superior del cuerpo abriendo el pecho hacia adelante y apoyándote en las manos. Este es un ejercicio bastante fácil que te ayudará a sentirte más ligero en todo el cuerpo.
Para la flexibilidad, también es fundamental estirar los músculos laterales. Puedes lograrlo de pie o sentado y haciendo flexiones laterales suaves. Te dan una sensación de libertad al moverte y ayudan a eliminar las pinzas en la región de las costillas.
Recuerda que el estiramiento debe ser placentero en lugar de doloroso. Tómate tu tiempo, respira de manera uniforme y presta atención a tu cuerpo. Te sentirás más a gusto y en sintonía con tu cuerpo si dedicas unos minutos cada día a realizar ejercicios de flexibilidad. ¡El mejor camino hacia la salud y la ligereza es la actividad regular!
